La Guerra de la Independencia fue motivo de abundante número de estampas, dibujos e impresos en los que se informa, satiriza, exalta, debate, critica y polemiza desde planteamientos ideológicos y políticos diversos y con miradas muy diferentes.
Estas estampas recogen minuciosamente el Motín de Aranjuez,
la renuncia de Carlos IV y la exaltación de Fernando, rey de España. En todos
estos acontecimientos participan el Emperador y su hermano el rey José, la
familia real y por supuesto, el pueblo, el cual es el protagonista principal.
En las imágenes se hace ver al público la violencia extrema
por ambos bandos de la Guerra de la
Independencia. Algunas estampas se centran en representar esta violencia en
hechos como el levantamiento madrileño, la Batalla de Bailén…
La sátira en muchas ocasiones también se pudo utilizar como
un arma más del conflicto. Diferenciándose de otras estampas, los satíricos
aparecen en general en los años de guerra. Muchas de ellas son anónimas. La
mayoría fueron impresas en Inglaterra y en España, aunque algunas estampas
inglesas fueron adaptadas, con cambios iconográficos, y alguna vez se recurrió a grabados que tenían
más de 50 años. Uno de los autores de estas sátiras William
Hogarth.
Las estampas satíricas
representan estereotipos que poco tienen que ver con la realidad. De los más
famosos destaca Pepe Botella. También se destaca animales simbólicos, corridas
de toros… Las sátiras convirtieron a algunos cargos importantes, por ejemplo, a
Napoleón se convirtió en un ladrón, José en un borracho odiado, y a los
seguidores de este en títeres y muñecos. Las sátiras, además de representar a
estos personajes, también estaban protagonizadas por algún debate político.
La contienda terminóen
1814. Las consecuencias de estos años de guerra también son reproducidas en
estas estampas. Algunos de los hechos que protagonizan estas son el final de la
guerra, la vuelta del absolutismo, el decreto por el que Fernando VII anula
Constitución de Cádiz, la persecución de los afrancesados, la vuelta de la
Inquisición…
Goya, ofrece una
exposición expresiva. El coloso, estampa que realizó entre 1810 y 1817. En
esta, encontramos grabado la melancolía y amargura que sentía Goya por todo lo
sucedido, la conciencia de la tragedia y la pregunta sin respuesta de tanta
crueldad.
La mayor parte de las
obras expuestas proceden de las colecciones conservadas en la Biblioteca
Nacional de España relativas a la Guerra de la Independencia, complementadas
con el préstamo de estampas procedentes del la Bibliothèque nationale de
France, la National Gallery of Scotland, el British Museum, Hamburger
Kunsthalle, la Calcografía Nacional y el Museo Nacional del Prado que aporta
dibujos de Goya fundamentales para la comprensión de los Desastres de la Guerra.
La sátira política es un subgénero más amplio dentro de la
sátira, que se especializa en entretener a partir de la política, los políticos
y los asuntos públicos. También se han usado para que el discurso político y la disensión estén
prohibidas por un régimen, como método de suscitar debates políticos allí donde
este tipo de argumentos están expresamente prohibidos.
La sátira política se distingue normalmente de la protesta
política, porque no implica generalmente una intención oculta ni busca influir
en el proceso político. Por su propia naturaleza, ofrece un punto de vista
constructivo por sí misma; se usa como parte de una protesta o disensión, y
tiende simplemente a establecer el error en los temas, más que proporcionar
soluciones.
La sátira puede rastrearse a lo largo de la historia. El
ejemplo más antiguo que ha sobrevivido hasta hoy es Aristófanes. En el periodo
romano se produjeron los poemas satíricos y epigramas de Marcial mientras que
existe cierta sátira social en los escritos de Pablo de Tarso en el Nuevo
Testamento de la Biblia. Hay clásicos de la sátira política como Los viajes de
Gulliver en la época de la Literatura augusta.
Un ejemplo de sátira política del siglo XIX es el panfleto El
diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, obra de Maurice Joly, en
el que ataca las ambiciones políticas de Napoleón III. La obra usa el diálogo entre dos intrigantes diabólicos en
el Infierno, los personajes históricos de Maquiavelo y Charles de Secondat,
Barón de Montesquieu, para encubrir un ataque directo e ilegal, al gobierno de
Napoleón.
En el siglo XX puede citarse Rebelión en la Granja. Durante
este siglo, la sátira se trasladó desde los medios impresos a los audiovisuales
como la televisión.
JOSÉ I BONAPARTE
Comentario:
Estampa anónima que versa
sobre la aparente afición de José Bonaparte a la bebida para denigrar su imagen
y sobrecargar los aspectos negativos de la monarquía de José Bonaparte. El rey
inmerso en una botella en actitud de oración y con uniforme francés suplica que
el licor le llegue hasta la cabeza. Rodeándole, aparecen cuatro amorcillos que
portan uvas, instrumentos musicales.
Una coplilla que se le cantaba al rey invasor:
Al Rey José I
Al ínclito Señor Pepe, rey (en deseo)
de las Españas, y (en visión) de las Indias
Salud, gran rey de la rebelde gente;
salud, salud Pepillo diligente,
protector del cultivo de las uvas
y catador experto de las cubas;
hoy te celebra mi insurgente mano
desde el grandioso emporio gaditano;
y sin quebrarme mucho la cabeza
al momento tropezara
mi pluma con tus raras cualidades;
no llenaré el papel de las
variedades,
como hacen a tu lado
necios aduladores
de tu persona y denigrado trono,
que te dexan corrido como un mono,
celebrando virtudes que no tienes,
y coronan tus sienes
con laureles de Marte, o bien de
Apolo,
cuando al tyrso de Baco aspiras solo.
Hoy sabemos que José Bonaparte ni mucho menos era borracho,
ya que incluso se piensa era abstemio, ni tampoco un incapaz, todo lo
contrario.
JOSÉ BONAPARTE
"Ni es
caballo, ni yegua, ni pollino en el que va montado, que es pepino"
Comentario:
José Bonaparte aparece de nuevo caricaturizado llevando una
bandeja con botella y vasos, con casaca formada por copas y pantalón por
naipes. Estas referencias aluden a su afición por la bebida, el juego y la poca
disposición al trabajo. Otra referencia a la bebida la proporciona el mono que
ofrece un naipe con el rey de copas. El soberano va montado sobre un pepino en
recuerdo de su nombre. Un criado negro ofrece una bota de vino sobre la que hay
una condecoración.
La venta de esta imagen se anunció en El Universal de 12 de
abril de 1814 y en El Conciso de enero 1814.
*A José Bonaparte, Rey muy preparado gracias a sus viajes y
estudios, se le colocó el sambenito de borracho e incluso tuerto, y apelativos
como José I José postrero, José ninguno, Pepe plazuelas, Pepe Botella, Rey
pepe, pepino, pepillo y pipote. Por muy buenas intenciones que tuviese, difícil
lo iba a tener con un pueblo que no lo quería y un hermano que no le daba
margen de maniobra alguna. Dicha visión alimentó la lucha contra el invasor,
aunque también tópicos, hasta el punto de vista de distorsionar la Historia.
Hoy sabemos que José Bonaparte ni mucho menos era borracho, ya que incluso se
piensa era abstemio, ni tampoco un incapaz, todo lo contrario.
Susana Velasco y Lucía Urquizar 4º A
No hay comentarios:
Publicar un comentario